Propósitos para 2014

Leer y escribir mucho este 2014, mis propósitos.
Leer y escribir mucho este 2014, mis propósitos.

Hoy es el primer día de 2014 y por no quedarme atrás voy a dejar constancia de mis propósitos para este año, que según el calendario chino es el del Caballo y según la sabiduría popular mexicana es el de los bueyes de reformas (energéticas, fiscales, políticas y las que se sigan acumulando).

En esta entrada solamente me referiré a dos de los temas importantes en mi vida: la lectura y la escritura. Les platicaré mis propósitos sobre leer y escribir y más que nada los dejo como registro de mis buenas intenciones al respecto, porque este día ando ganoso y decidido a hacer compromisos serios, de esos que ayudan a que uno sea así como culto, inteligente y muy intelectual. Total, si me olvido de lo aquí comprometido y no cumplo, al menos por algún tiempo me dará ilusión y quizás hasta impresione a alguno (o alguna) de los casi tres seguidores de mi blog. Sea pues.

LECTURA – 28 libros para 2014

  1. Leer el Quijote – Leer la novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra.
  2. Leer al menos 15 novelas del género negro-criminal – Soy aficionado a la novela negra y criminal desde hace muchos años y tengo en mi colección de libros un gran número de ejemplares de este género. El compromiso es leer autores de diversas partes del mundo, en especial los escritos en la península Ibérica y Latino América. Y claro, los clásicos del género, en particular los de autores anglosajones.
  3. 12 libros, 12 meses – Aquí mi intención es leer novela de ficción, ensayo, cuento y crónica. Me interesa leer a los ganadores del Premio Nobel de Literatura y algunos clásicos. Algunas de las crónicas que relatan el estado social y político actual de América Latina en general y de México en particular. Y algunos ensayos sobre el impacto de las nuevas tecnologías de la información en nuestras vidas.

ESCRITURA
1. Publicar frecuentemente en la blogósfera – Hacer uso del blog como medio para dejar constancia de todas esas ideas y emociones que fluyen dentro de mi, de lo que hago y dejo de hacer.
2. Escribir historias – Según Ray Bradbury, si escribo una historia a la semana es casi imposible que escriba 52 malas historias seguidas en un año. Alguna de ellas valdrá la pena. Y en verdad que así lo espero.
3. Terminar de escribir mi primero novela – este es quizás mi principal reto: terminar de escribir ese libro que lleva 4 años resistiéndose a ser terminado.

Las ideas para mis lecturas no son originales. Las tome de algunos blogs en los que se invita a leer y compartir la experiencia sobre lo leído, pero yo le he añadido algunas modificaciones sobre la convocatoria original a las novela negra -criminal y a la de 12 meses-12 libros. La del Quijote si queda tal como ha sido convocada.
Estas modificaciones no son más que con el fin de adaptar estas iniciativas a mi muy particular modo de ser, sobre todo en lo referente a la solicitud de hacer una reseña a los libros leídos. A mi no se me da esto de las reseñas formales, según como publican algunos de los actuales participantes. No se como hacerlo. No tengo la formación académica para ello. Pero si me gusta leer. Siempre me ha gustado.

Lo que si puedo hacer es expresar y compartir mi vivencia como lector, mi gusto por la buena literatura, mi gozo por leer. Para mi será una gran experiencia y estoy más que dispuesto ha vivirla.

¿Ya hiciste tus propósitos literarios para este año?. Anímate. Casi estoy seguro de que vas a tener momentos inolvidables si participas de estos retos. No olvides que divertirse y pasarla bien es también parte del juego.
Para los que estén interesados en conocer más sobre las convocatorias aquí mencionadas, les dejo las referencias:

1. Leer al Quijote : (re)Leer esta obra clásica de la literatura universal.
2. II Edición del Reto literario “Cruce de Caminos Negro y Criminal”: para leer al menos 15 novelas de este género.
3. II Edición 12 meses, 12 libros: Doce (o más de los libros que ya tienes en tu librero, pero que has olvidado leerlos. Deja que salgan del abandono en que los tienes.

Licencia Creative Commons
Este obra de http://lastierrasdelrincon.org/ está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

Caminar de 3/4

Jim Morrison, de 3/4
Jim Morrison, de 3/4

Hace unos días me vinieron los recuerdos de mi adolescencia y con ellos la de aquella curiosa forma de  caminar que algunos llamaban de 3/4.

Quienes tuvimos la suerte de ser jóvenes a finales de los 60s y principios de los 70s  en la ciudad de Ensenada podremos recordar algunas de las  conductas de aquellas épocas. Nuestra forma de vestir, hablar o comportarnos tenía características especiales, producto del momento y de la ciudad misma. Aunado a esto tenía una edad en que la moda era importante, en la que ser diferente y único adquiere dimensiones impensables en otras etapas de la vida y que se reflejan en todos y cada uno de nuestros actos, inclusive en nuestra forma de caminar.

El origen de este particular caminadito o su creador, si es que hubo alguno, me son desconocidas. Pero puedo dar fe de que alguna vez la practiqué y la verdad me hacía sentir como torero debutando una tarde de domingo en la Plaza de Toros de las Ventas, en Madrid. Me sentía atractivo, conquistador, objeto de la vista de las muchachas que en aquellos años caminaban por esas calles de Ensenada y claro, objeto de la envidia de los jóvenes que no se atrevían o no sabían caminar de esa forma. Me sentía chingón, pues.

De seguro recuerdas que en aquellas épocas las fotografías en blanco y negro eran algo de uso común. Para solicitar muchos de los trámites oficiales o para otorgarte cualquier credencial que te identificara, las exigían. En las escuelas eran uno de los requisitos indispensables.
En cuanto a la posición del sujeto frente a la cámara, las había de frente, de perfil y de 3/4. En la de frente, tu cara mirando hacia la cámara. En la de perfil, tu cara volteada hacía el lado izquierdo. En la de ¾, tu cara orientada a un punto intermedio entre estas dos posiciones anteriores. En los tres casos, la vista siempre dirigida en la dirección en que se orientaba la cabeza.

Leer más

¿Yo escritor?

Maquina de escribir Underwood. ME Cruz.
Máquina de escribir Underwood.

Me gustaría decir que desde mi niñez ocurrió, que siempre lo supe, que fue para mí algo natural como les ha ocurrido a muchos otros. Pero no fue ese mi caso.

Esto de ser escritor se dio de forma totalmente accidental, sin yo imaginarlo siquiera y sin haberlo deseado realmente. Pasaron casi cuarenta años de mi vida sin pensarme capaz de serlo, sin nunca haber imaginado ser participante activo. Muchos años en los que mi contacto con la literatura había sido solamente como lector, como espectador, porque desde temprana edad me ha gustado leer y desde que recuerdo en mi casa ha habido libros, aunque la verdad sea dicha, no todos de literatura.

Pero este estatus exclusivo de lector cambió el día que vi aquel poster en una librería de mi ciudad en el que se anunciaba un curso para escritores. Fue una época en que escribir reportes y documentos en mi trabajo  exigía un cierto nivel de redacción que creía no tener. Que los cursos tendrían como sede La Casa de la Cultura, explicaba aquel anuncio, y daban la fecha de inicio. Tome las referencias, incluido un teléfono y me propuse asistir para aprender a redactar textos de la forma más correcta posible.

Después de algunos intentos fallidos para localizar a los convocantes obtuve por fin los requisitos para ser aceptado, los costos, las fechas y horarios del curso. Las clases se impartían de ocho a diez de la noche lo cual se me acomodaban, el costo era muy accesible, los requisitos de ingreso los reunía. ¿Qué llevo?, algo con que escribir y ganas, me respondieron, así que me presente el primer día de clases con una libreta de taquigrafía, algunas hojas blancas, un lapicero y una pluma de tinta azul.

Leer más

Cambiar por piña colada

Bebida Preparada
Bebida Preparada – piña colada

Teníamos que cambiar nuestro comportamiento. Esa fue nuestra conclusión en cuanto empezó a aminorar la maldita cruda, después de aquella tremenda borrachera de la noche anterior. Si, ya con algunas cervezas bien frías y después de haber comido un delicioso caldo de borrego caliente y picoso la vida de ve diferente, se ve mejor. Mi somnolencia me hizo desear que pronto aparezca la noche y  dormir bien. Mañana la cruda será solamente un recuerdo, me cae que si.

La promesa hecha salvo el día de ser una ruina total además que las cervezas y el platillo borrego comprado en el mercado sobre ruedas, aminoraron los arrepentimientos. Y de que hubo cambios como consecuencia del pacto, los hubo. Aunque no fueran los que inicialmente imaginamos.

Es que nuestro comportamiento como bebedores no era el que deseábamos o el que se esperaba de nosotros, personas jóvenes e inteligentes. Como que casi siempre nos excedíamos en  nuestro comportamiento. Y ese casi siempre era para mal.

Por eso nuestra preocupación por cambiar, por hacer algo para que nuestras borracheras fueran mejor, más agradables para nosotros y para nuestros acompañantes en turno. Y quizás con este cambio de rumbo también lograríamos que las crudas morales disminuyeran y ya no provocaran tanto escozor la mañana siguiente. Tu sabes, esas crudas morales que hacen pensar: “..la cagaste, mi buen. Y la cagaste feo”.

En fin, que en aquella plática de dos amigos crudos el día después de habernos embriagado como Vikingos  antes de la batalla, concluimos que algo teníamos que hacer para que nuestras borracheras fueran menos corrientes.
Porque has de saber que cuando estábamos tomados nos daba por sentirnos agredidos y respondíamos violentamente. Nos daba por buscarles pleito a otras personas, para demostrar nuestra bravura y enfatizar el hecho de que a nosotros se nos debía respeto. Y bueno,  has de imaginar acertadamente que esta actitud nos causaba muchas enemistades, sobre todo porque ya borrachos nuestra clasificación de “me agreden” se estrechaba mucho y nos hacía alterar la paz de la fiesta a causa de hechos insignificantes que nuestras mentes magnificaban… y nos declaraban “persona non-grata”  los anfitriones en turno.

Leer más

Portland y mi memoria de teflón

Tocando harmónica en el festival
Tocando harmónica en el Festival de Blues de Portland, Oregon.

En algunos aspectos de mi vida mi memoria es muy selectiva o de poco alcance, para algunos efectos prácticos.  De teflón, pues.

Verán, me es muy difícil, por ejemplo, recordar el nombre de las personas que recién conozco. En algunas ocasiones he pasado por situaciones embarazosas al confundir sus nombres o asignar algunos otros que nada tienen que ver con ellas. Y me ocurre con quienes tengo ya establecida alguna relación de trabajo o cierta amistad.
Acordarme de las fechas tampoco es mi fuerte. No recuerdo la fecha de cuando hice ese viaje tan especial, cuando ocurrió ese acontecimiento importante en mi trabajo o en mi vida personal, en que fecha conocí a tal persona o cuando se vencen mis cuentas por pagar. También olvido frecuentemente las fechas de citas o eventos a los que quiero asistir.

Y lo de las fechas es quizás la parte más crítica de mi desmemoria porque no recuerdo, por ejemplo, la fecha de nacimiento de mi madre, la de mi padre, la de mis otros parientes ni la de mis amigos cercanos. En verdad que los únicos aniversarios que recuerdo son los de mis hijos, de mis hermanas, de mis tres nietos y los de tres de mis grandes amigos.  Y esto en sí mismo es una desgracia para un hombre de casi sesenta años de vida, porque en tantos años tengo la dicha de contar con mucha gente que realmente significa algo para mí pero de la cual olvido la fecha de sus cumpleaños.

Otra de las manifestaciones de mi memoria de teflón es que algunas veces estando en mi casa, siento la urgente necesidad de hacer algo en un lugar diferente al que me encuentro. Por ejemplo, estoy en mi cuarto y necesito ir a la sala por ese libro en el que estoy seguro encontraré la referencia que necesito para algo que estoy haciendo. Me levanto, voy a la sala y ¡POW!, se me olvido cual era el objetivo de mi viaje. Tengo que recorrer mis pasos de regreso al punto de partida para que la memoria se reactive.

Leer más

Escritores de novela negra y como trabajan – Rosa Ribas

Rosa Ribas - Escritora
Rosa Ribas – Escritora


¿Te has preguntado cuales son los hábitos de trabajo de tus escritores favoritos? ¿Que música escuchan cuando escriben, dónde los hacen, cuantas horas pasan derramando palabras sobre el papel o la pantalla?
Esta serie de entrevistas darán respuesta a algunas simples preguntas que hice a algunos de los escritores de novela negra más importantes de este tiempo.
En este cuarta entrega tenemos el gusto de presentar a una mujer: Rosa Ribas, española radicada en Alemania, quien nos da a conocer algunos de sus hábitos como escritora. Que lo disfrutes.

  1. ¿Podrías presentarte y decirnos qué escribes?

Rosa Ribas, del Prat de Llobregat (Barcelona). Vivo en Alemania. Escribo novelas y relatos.

  1. ¿Cuántas horas al día escribes?

Todas las que puedo. Mi promedio sería de cinco a seis horas.

  1. ¿A qué hora del día prefieres hacerlo?

Por la mañana. Empiezo en una cafetería del barrio porque necesito salir y moverme. Después continúo en mi estudio.

  1. ¿Te fijas un límite en palabras, o en tiempo? ¿O no hay límite?

A veces me propongo hacerlo, pero a los pocos días se me olvida. Normalmente escribo hasta que tengo la sensación de que empiezo a perder la concentración.

  1. ¿Cuándo escribes escuchas música? De ser así, ¿Qué tipo de música?

Nunca.

  1. ¿Qué tan seguido consultas Internet? ¿Tienes períodos en los que te abandones totalmente al vacío de la Internet? ¿O te desconectas completamente de tu conexión a la red?

No tengo el ordenador en el mismo cuarto en el que escribo, así que consultar la red me sirve para levantarme y estirar las piernas. Lo hago cuando necesito una información sin la cual no puedo seguir. Y a veces internet me
despista demasiado y eso es lo que me impide seguir.

Leer más

Los perros nocturnos


Lo de menos es levantarme temprano, aunque sea domingo. El problema son las corrientes que vienen desde Alaska pues pareciera que hacen su travesía con una hielera como único equipaje. Y este pinche frío de invierno.
Aún esta obscuro cuando tomamos la carretera rumbo a San Miguel. En el carro las ventanillas cerradas, el humo del tabaco y los cinco cuerpos viajeros dan calor. Bueno y la mota que trajo Mauro también ayuda, que caray.

Mi boca seca se humedece con el jugo de naranja. La risa hace que salpique la ventanilla. Lo amarillo del líquido escurriendo y sus extrañas formas prolongan mis carcajadas y contagian a mis compañeros.

Paramos en la caseta los segundos que tarda el guardia en reconocernos. Se que traigo el traje de baño bajo la ropa. La tabla encerada, la toalla lista, y la ilusión de ver a Annette muy presente en mí.

Escogemos el área empedrada frente a la casa móvil del cerco blanco. Cuando abro la puerta el viento pega en mi cara y se cuela entre mis ropas. El metal del carro, húmedo y frío. Tiro el recipiente de mi jugo. Bajo la tabla de las racas.

Cien metros a la playa. No es mucho y voy platicando. Luis va muy adelante y con movimientos de sus brazos nos avisa que las olas están grandes. Apuramos el paso para alcanzar a ver, saboreando ya la sensación de deslizarnos por esas masas de agua marina. El peso de mi tabla hace más palpable los cúmulos de cera en su superficie.
Aún no son las seis de la mañana. Pensar en lo helado del agua me hace temblar anticipadamente. De una de las casas se escucha Mama Told Me Not To Come. Three Dog Night, dice Mauro mientras sigue la melodía. Me acuerdo que también a Rosita Alvirez su madre se lo decía. Me río. Mauro no sabe porqué. Pinche frío.

A las diez, ya con el sol en el cielo, ella vendrá y sus pies delgados sentirán la humedad de mi tabla. La cintilla en su cabello lacio y rubio harán del frío un recuerdo diluido en mi memoria.

Tan tenue como la nebulosa imagen que muchos años después sigo guardando de aquellas serpenteantes líneas amarillas que mancharon el vidrio un día de invierno en la mañana.

 DICCIONARIO:
Mota – cannabis.
Racas – Bastidores montados en automóvil para transportar surfboard.

 
Licencia Creative Commons
Este obra de http://lastierrasdelrincon.org/ está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

Escritores de novela negra y como trabajan – Elmer Mendoza

 
¿Te has preguntado cuales son los hábitos de trabajo de tus escritores favoritos? ¿Que música escuchan cuando escriben, dónde los hacen, cuantas horas pasan derramando palabras sobre el papel o la pantalla?

Esta serie de entrevistas darán respuesta a algunas simples preguntas que hice a algunos de los escritores de novela negra más importantes de este tiempo.

En este tercera entrega Elmer Mendoza, Sinaloense, nos da a conocer algunos de sus hábitos como escritor. Que lo disfrutes.

Elmer Mendoza - escritor
Elmer Mendoza – escritor
  • ¿Podrías presentarte y decirnos que escribes?

Élmer Mendoza. Novelista.

  • ¿Cuántas horas al día escribes?

Quizá seis.

  • ¿A qué hora del día prefieres hacerlo?

Antes del amanecer.

  • ¿Te fijas un límite en palabras, o en tiempo? ¿o no hay límite?

No, pero no pierdo el referente de las cincuenta mil palabras.

  • ¿Cuándo escribes escuchas música? de ser así, ¿qué tipo de música?

No

  • ¿Qué tan seguido consultas Internet? ¿tienes períodos en los que te abandones totalmente al vacío de la Internet? ¿O te desconectas completamente de tu conexión a la red?

Si necesito información de internet acudo cuando la requiero; es más o menos frecuente. No me abandono a nada. Tampoco me desconecto; es una herramienta y así la utilizo.

Leer más

Escritores de novela negra y como trabajan – Hilario Peña

¿Te has preguntado cuales son los hábitos de trabajo de tus escritores favoritos? ¿Que música escuchan cuando escriben, dónde los hacen, cuantas horas pasan derramando palabras sobre el papel o la pantalla?

Esta serie de entrevistas darán respuesta a algunas simples preguntas que hice a algunos de los escritores de novela negra más importantes de este tiempo.

En este segunda entrega Hilario Peña, radicado en la ciudad de Tijuana, nos da a conocer algunos de sus hábitos como escritor. Que lo disfrutes.

Hilario Peña
Hilario Peña
  1. ¿Podrías presentarte y decirnos que escribes?

Hilario Peña, escritor de novelas sin escritores, la mayoría de ellas protagonizadas por comisarios y detectives.

  1. ¿Cuántas horas al día escribes?

Dos horas con cuarenta y cinco minutos.

  1. ¿A qué hora del día prefieres hacerlo?

De las cinco de la mañana a las siete con cuarenta y cinco de la mañana.

  1. ¿Te fijas un límite en palabras, o en tiempo? ¿o no hay límite?

De las cinco de la mañana a las siete con cuarenta y cinco de la mañana.

  1. ¿Cuándo escribes escuchas música? de ser así, ¿qué tipo de música?

Poco. Cuando lo hago escucho a Moondog y las Piano Sonatas de Beethoven, aunque también me funciona Big Lazy, Dave Holland y Marc Ribot.

  1. ¿Qué tan seguido consultas Internet? ¿tienes períodos en los que te abandones totalmente al vacío de la Internet? ¿O te desconectas completamente de tu conexión a la red?

Cuando termino de escribir, reviso mi correo electrónico, respondo mensajes y uso el internet como cualquier otra persona.

Leer más

Escritores de novela negra y como trabajan – Víctor del Árbol

 
¿Te has preguntado cuales son los hábitos de trabajo de tus escritores favoritos? ¿Que música escuchan cuando escriben, dónde los hacen, cuantas horas pasan derramando palabras sobre el papel o la pantalla?
Esta serie de entrevistas darán respuesta a algunas simples preguntas que hice a algunos de los escritores de novela negra más importantes de este tiempo.
En este primera entrega Víctor del Árbol nos da a conocer algunos de sus hábitos como escritor. Que lo disfrutes.

Víctor del Árbol
Víctor del Árbol – Novelista
  • ¿Podrías presentarte y decirnos que escribes?

Me llamo Víctor del Arbol, aunque el nombre no dice mucho de uno. Soy escritor, nací en Barcelona, tengo 44 años y he escrito cuatro novelas, artículos, poemas…Soy un buscador de historias.

  • ¿Cuántas horas al día escribes?

Todas las que puedo, en los viajes, en el avión, en el tren, en casa. Lo normal si no estoy de viaje es de siete a diez horas diarias.

  • ¿A qué hora del día prefieres hacerlo?

Principalmente por la mañana, temprano, en mi terraza con un café y un pitillo. Eso es gloria

  • ¿Te fijas un límite en palabras, o en tiempo? ¿o no hay límite?

No. Escribo hasta que literalmente me quedo vacío. Luego releo lo escrito, y normalmente desecho más de la mitad.

  • ¿Cuándo escribes escuchas música? de ser así, ¿qué tipo de música?

Sí. Me encanta el jazz, pero no tengo problemas en ponerme a escuchar boleros con Bebo y Cigala. A veces, dependiendo de los párrafos que quiero escribir busco música new o rock, sin problemas. Me gusta mucho Vanessa Mae, Dire Straits, Muse…

  • ¿Qué tan seguido consultas Internet? ¿tienes períodos en los que te abandones totalmente al vacío de la Internet? ¿O te desconectas completamente de tu conexión a la red?

Por mi trabajo tengo que estar bastante conectado. Es lo que me permite relacionarme con lectores de todas partes y que, en algunos casos llegan a convertirse en muy buenos amigos. Pero paso temporadas olvidado de las redes.

Leer más